La importancia del perdón…

Dicen que “perdonar” es una de las tres cosas más difíciles de esta vida (aquí descubriréis las otras dos). Y es que si a nosotros/as (personas adultas) de vez en cuando nos resulta complicado pedir o aceptar ciertas disculpas… ¡Imaginaos a nuestros/as niños/as y adolescentes!Perdon

Sin embargo, perdonar y ser perdonado nos permite relacionarnos de manera positiva con las personas que nos rodean, permitiéndonos descubrir y aceptar las cualidades, fortalezas y debilidades tanto propias como ajenas. Por ello, es necesario enseñar a los/as niños/as y adolescentes a reconocer sus errores, disculparse e intentar reparar el daño ocasionado y a aceptar el perdón de quienes se disculpan.

Y… ¿Dónde se relacionan socialmente más los/as niños/as y adolescentes? ¿Dónde se producen mayor número de disputas o conflictos entre los/as más pequeños/as de la casa?

¡En el Colegio e Instituto, sin lugar a dudas! Es en el Centro Educativo donde nuestros/as hijos/as pasan mayor parte de su tiempo, forjando su identidad y desarrollando las estrategias y habilidades que mejoran su maduración psicológica, social y afectiva, al relacionarse con el resto de compañeros/as de clase. Y es precisamente en este contexto educativo donde, inevitablemente (cosas de la Convivencia), se producen más conflictos, llegando en ocasiones a materializarse en situaciones de violencia, como son el Acoso Escolar y Ciberacoso. Pues bien, el perdón resulta ser un factor crucial para reducir este tipo de violencia escolar, al favorecer no solo un mejor ajuste psicológico, sino también una reducción de la probabilidad de manifestar conductas agresivas o la tendencia a acosar a otros/as compañeros/as, como así han señalado en un reciente estudio investigadores de la Universidad de Málaga (para ampliar la información, pincha aquí).

Y es que el perdón permite poner en juego muchos de los componentes de la Inteligencia Emocional. Si nos paramos a pensar, pedir perdón implica aceptar nuestros errores, ponernos en el lugar o la piel del otro, respetar sus emociones, y asumir las consecuencias de nuestros propios actos. Y, por otro lado, aceptar el perdón permite reconocer las emociones y valorar a la otra persona a pesar de sus fallos o equivocaciones.

Está claro que pedir perdón y perdonar es la clave para empoderar no sólo a nuestros/ hijos/as y alumnos/as, sino a nosotros/as mismos/as, pues como dice Elsa Punset:

«Perdonar no es olvidar: es recordar lo que nos ha herido y dejarlo ir».